Boba Fett, o cómo crear a una máquina de hacer dinero por tan solo 6 minutos en pantalla

Written by
Álvaro Gutiérrez
Consultant

 

 

Escribir sobre Star Wars y lo que significa para el mundo de la comunicación y del marketing daría para infinidad de posts. Sus avances no solo en lo cinematográfico, sino también en la mercadotecnia que supuso “La Guerra de las Galaxias” en 1977, fueron un estallido como el de la Estrella de la Muerte. Un hito que cambió el paradigma sobre cómo promocionar una película o franquicia cinematográfica y que aún se siguen utilizando con técnicas como la venta de merchadising, la creación de convenciones para fans de una saga, entre otra clase de iniciativas orientadas en generar expectativas en torno a una película.

Su esperadísima segunda parte, o “Episodio V” para los más puristas, debía ser más y mejor: nuevas localizaciones, superar la ya de por sí excelente calidad en los efectos especiales de su predecesora, un “plot twist” como el “Yo soy tu padre” que quedase grabado a fuego en la cultura popular, y la llegada personajes como Yoda o Boba Fett, el peligroso cazarrecompensas que sirvió como referencia para la creación de “The Mandalorian”, otro pelotazo de la factoría Disney del que para esta campaña de Navidad todavía existe una sección solo para el “Baby Yoda” en los departamentos de juguetes.

Pero, ¿cómo es posible que un personaje con solo 6:32 minutos de pantalla en la trilogía original y con apenas 4 líneas de diálogo sea tan reconocido y haya dado lugar a “spin-offs” como la serie “El libro de Boba Fett” que se estrenará el próximo mes?

 

De la necesidad, virtud

En 1978 Joe Johnson, Ralph MacQuarrie y George Lucas diseñaron lo que iban a ser unos nuevos soldados imperiales, llamados “Super troops”. Unos enemigos que por su casco recordasen a los caballeros medievales de un cuento de espada y brujería por su forma de T en su visor, que contaban con más añadidos como un “jetpack” y que engordaban el presupuesto de elaboración de cada disfraz de los 100 que eran necesarios fabricar.

Según relata el documental “Bajo el casco: el legado de Boba Fett”, al ver que el coste de los 100 disfraces se disparaba, tan solo se pudo fabricar un prototipo del traje de color blanco. Decidieron entonces no desaprovechar lo hecho hasta ahora y elaborar un plan B: crear un personaje único, un cazarrecompensas, y que éste fuese un villano. “Es un malo y al público le gustan los malos”. Así de contundente fue George Lucas y se pusieron manos a la obra.

Cambiaron el color en blanco de los soldados imperiales por tonos grises, verdes y naranja, con daños en la armadura para reflejar el paso del tiempo y de antiguas batallas, y el uso de espuelas de vaquero como si de una película del género del Western se tratara.

Pero esto no sería suficiente para que acabase siendo tan popular entre los fans sin una estrategia de comunicación interna y de marketing adecuada para la ocasión. Antes de elaborar el traje final Ben Burt, el diseñador de efectos de sonido de la película, preparó una entrevista para uso interno al asistente en edición Dwayne Dunham disfrazado con el prototipo de los “Super Troops”, con el fin de mostrar las últimas características del diseño del disfraz a todo el equipo de rodaje y lo que iba a ser el nuevo personaje, y para identificarle usaron como nombre ficticio “Boba Fett”. En él explicaron todas las mejoras que introdujeron en lo que a diseño se refiere con respecto a los soldados imperiales que ya conocíamos.

Se trató de una forma efectiva y original de hacer un “screen test” para saber el resultado del diseño frente a la cámara y de transmitir a todo el equipo las bondades de lo que estaban preparando.

 

Ben Burt entrevistando a un disfrazado Dwayne Dunham

 

Pero aún quedaba otra parte igual de importante: como generar “hype” entre los fans de Star Wars. En 1978, en un desfile de la Feria de San Anselmo (California) y aprovechando el tirón de Darth Vader entre el público, situaron a un personaje desconocido dentro del desfile, de diseño impactante, escoltando a uno de los villanos más icónicos del séptimo arte. “¿Quién eres? ¿Me puedes firmar un autógrafo?”, le peguntaban los niños impacientes por saber sobre el nuevo personaje. Y él se encargaba de firmar con el sobrenombre “Boba Fett”. El resultado final, el que todos conocemos. En 1980 se estrenaría “El Imperio contraataca” y entre las novedades que esperaban ver los fans se encontraba cazarrecompensas más peligroso de la galaxia.

 

 

El talento, la idea y la forma adecuada de comunicarla pueden hacer más que tener un presupuesto infinito. Porque George Lucas sí finalmente hizo su super ejército años más tarde con “El Ataque de los Clones”, pero tal y como demuestran críticos y espectadores, Boba Fett solo hay uno.

Written by
Álvaro Gutiérrez
Consultant