De Berlanga aprendí que siempre hay que intentarlo

Written by
Ángel Gallego
Senior Consultant

 

berlanguiano, na. adj. 1. Perteneciente o relativo a Luis García Berlanga, cineasta español, o a su obra. Estudios berlanguianos. ‖ 2. Que tiene rasgos característicos de la obra de Luis García Berlanga. Una situación berlanguiana.

Si galdosiano o cervantino estaban admitidos por la RAE, no podía ser menos el adjetivo que alude a las creaciones de uno de los mayores talentos cinematográficos de nuestra historia. El año del centenario de su nacimiento es una excelente oportunidad para redescubrir o adentrarse por primera vez en el universo creativo del padre de “¡Bienvenido, Míster Marshall!”, “Plácido”, “La escopeta nacional” o “La Vaquilla”.

Sus obras son un retrato preciso y minucioso de aquella España de posguerra dura y en blanco y negro. La Transición y la evolución cultural del país en los 80-90, pasados por su prisma satírico, quedaron reflejadas en su famosa Trilogía Nacional o en “Todos a la cárcel”.

Getty Images / Sigfrid Casals

Berlanguiano se utiliza desde antes de que lo aceptase la RAE para definir escenas como las que el cineasta mostraba en sus películas: situaciones corales, caóticas y esperpénticas. Pero Luis García Berlanga era mucho más que eso y ha pasado a la historia por alumbrar un cine costumbrista, cargado de crítica social, donde su inteligencia actuó como principal arma para dar capotazos a la censura. Su visión prevalecía gracias al doble sentido de sus frases y del finísimo humor que, combinado con la amargura de sus personajes, nos mostraba una sociedad tan desdichada como voluntariosa para sobreponerse a todo. Aunque no lo consiguiese.

Y es que el cine de Berlanga, aunque es coral, gira en torno a un individuo con el que resulta muy fácil identificarse, que suele acabar peor que al comienzo de la peli. Las cosas no salen casi nunca como se espera, pero al menos se ha intentado y hay que quedarse con el aprendizaje en cada uno de esos viajes. Mi película favorita del universo Berlanga (y una de las mejores del cine español) es “El Verdugo”, que plasma muy bien esta idea: Un joven funerario aspira a conseguir un piso de protección oficial y, para conseguirlo, servir a una justicia que amparaba la pena capital era el único camino. Parece mentira que esta historia, que mantiene intacta su frescura y mordacidad, se convirtiera en un alegato frente a la pena de muerte en pleno franquismo. Cosa de genios, supongo.

Cuando no es un sujeto individual el que afronta una misión, sino un grupo, el esfuerzo colectivo cosecha el mismo resultado, como en “¡Bienvenido, Míster Marshall!”, cuando los americanos pasan de largo.  Como el resultado no depende de ellos, lo aceptan y vuelven a su rutina diaria, en cierta medida un poco más sabios por lo que han aprendido.

También es muy berlanguiano que el propio director dejara en una cámara acorazada del Banco Central (hoy Instituto Cervantes) en 2008 un guion inédito titulado “Viva Rusia“, que fue abierto el pasado 12 de junio, coincidiendo con el centenario de su nacimiento. Berlanga, genio y figura hasta la sepultura, ha dejado el encargo de continuar su obra llevando a la gran pantalla a “los últimos exiliados”, que en 1992 aterrizan en el aeropuerto de Barajas. ¿Quién aceptará el reto? Le deseo mucha suerte porque críticas le caerán de todos los colores por muy bien que lo haga.

Si te has quedado con ganas de saber más, entre las actividades organizadas en torno a la efeméride del maestro valenciano, destaca una exposición organizada por la Academia de Cine (hasta el 9 de septiembre) y un sinfín de iniciativas, tertulias y reposiciones (resumen en aquí).

¡Viva Berlanga y viva el cine!

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Ángel Gallego
Senior Consultant