El silencio, el gran aliado de la comunicación

Written by
Ángel Gallego
Senior Consultant

 

Hablar por teléfono, charlar, correr escuchando música, tender la ropa con la radio de fondo, pasear al perro con tus listas de Spotify, ver la tele con Twitter y hacer un maratón de series sin silenciar las notificaciones de WhatsApp. ¡Buff, qué estrés! ¿no? Nos pasamos el día sometidos a “inputs” que llaman nuestra atención, que someten a nuestro cerebro a la multitarea constante, que no dejan descansar a nuestros oídos y… que no nos dejan pensar. ¡STOP!

El silencio es tan necesario en comunicación como en la vida de cualquiera y en este post vamos a hablar de las dos vertientes, la profesional (1) y la personal (2).

  1. Uno vale más por lo que calla

Existe una idea equivocada que relaciona el silencio con la falta de respuestas y con una escasa capacidad de reacción. Sin embargo, el silencio activo, el que comunica, transmite a la vez y evita meter la pata a la persona que hace uso de él, es muy necesario. Se dice que los buenos oradores dominan las palabras y los buenos comunicadores, los silencios. Escribía Cervantes que “más vale buen callar que mal hablar” y el refranero español es profuso en este sentido, recordando que “uno es dueño de sus silencios, pero esclavo de sus palabras” y que “uno vale más por lo que calla que por lo que habla”.

Una de las claves del éxito de “I have a dream” fue el uso de los silencios, que reforzaban sus palabras, repartidas en frases cortas con ideas muy claras y contundentes

Que nos lo pregunten si no a los que nos dedicamos a la comunicación y las relaciones públicas. ¿Cuántas veces se ha ido de la lengua un portavoz y se ha publicado en la prensa lo que no debía decir? Muchas, seguramente más de las que un corazón sano debería soportar. Si algo he aprendido durante estos años es que la formación de portavoces es un aspecto fundamental en la política de comunicación de una empresa. Por supuesto, solamente profesionales expertos pueden ayudar a los directivos a perfeccionar sus habilidades de comunicación a través técnicas y tácticas que les facilitarán enfrentarse con naturalidad a un periodista y responder a sus preguntas sin comprometer la reputación o el valor en bolsa de su organización.

Entre los mejores oradores de la historia destaca Martin Luther King. Una de las claves del éxito de su inolvidable discurso “I have a dream” fue el uso de los silencios, que reforzaban sus palabras, repartidas en frases cortas con ideas muy claras y contundentes. El silencio ayuda a pensar durante un discurso y también durante una entrevista. Es mejor pararse unos segundos antes que arrepentirte toda la vida. Recuerdo lo que sucedió a Isabel Aguilera, ex directora general de Google España y Portugal, que hizo correr ríos de tinta al insinuar que su compañía estaba trabajando en un teléfono móvil (GPhone), cuando se suponía que era un proyecto totalmente secreto. Acabó abandonando su puesto ocho meses después.

  1. Calla y piensa

Charlatán, vendemotos, lenguaraz, bocachancla, cascante, cotorra, parlanchín y sacamuelas son sinónimos peyorativos de una “persona habladora” (a secas). Sin embargo, la percepción cambia 360º si hablamos de una “persona habladora” que es elocuente, buena conversadora, locuaz y comunicativa. Estoy seguro de que el uso del silencio se halla en la frontera que separa ambas categorías. A tenor de lo que sostienen algunos expertos, las personas más silenciosas son más exitosas. Aunque no existen pruebas que avalen que son más creativas o inteligentes, lo que sí es cierto es que generalmente planifican mejor su día a día y lidian mejor con el estrés.

La meditación es un remedio infalible para mejorar la concentración, aunque esto da para otro artículo donde algunas compañeras de Archetype seguro que pueden enumerar sus ventajas más notables. Lo más complicado es convertirlo en un hábito, como todo lo que supone esfuerzo y acaba teniendo recompensa.

El silencio nos ofrece la posibilidad de pensar, de reflexionar sobre lo importante, de pedir a un compañero ayuda antes de cargarte con más trabajo, de analizar pros y contras y, en definitiva, de ser percibido por los demás como una persona que otorga valor a las palabras y es de confianza porque piensa bien lo que dice. Es mucho mejor hablar poco y decir mucho. Ya en el siglo XVIII, Joseph Antoine Toussaint Dinouart, señalaba que “para comunicar con eficacia es necesario aprender a callar correctamente, a gestionar nuestros silencios con la misma destreza que manejamos las palabras”. Además, se mostró especialmente crítico con “la furia por hablar y escribir, una enfermedad epidémica” dominante en la sociedad europea de la época. Es curioso, la epidemia del “ruido” siempre ha existido, pero parece que hoy es más difícil que nunca ponernos en OFF.

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Ángel Gallego
Senior Consultant