La enésima muerte del periodismo

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Marta Barba
Consultant

El cambio hacia la digitalización de los medios de comunicación comenzó a mediados de los años 90. El Periódico se convirtió en el primero con una edición digital en España en 1994. Un año después lo haría El Mundo y en 1996, El País. Fueron las primeras amenazas sobre el formato de periódico tradicional, y eso que eran un reflejo de las de papel. Esta amenaza tuvo dos fases más, el periodismo 2.0 con contenido creado por y para el formato online y el periodismo 3.0 con un cambio de paradigma, la socialización de los medios. ¡Ay!, el tierno inicio de las redes sociales.

Este nuevo periodismo pondría en primera línea a quienes hasta entonces habían sido los receptores, ahora cualquiera podría contar una historia, convertirse en el narrador. Todo en menos de 15 años. Pero ¿cómo afectaría esta evolución a los medios y al periodismo, se resentirían? Echando la vista atrás vemos que la forma de contar historias ha cambiado, pero que los medios de comunicación siguen ahí. Con sus más y sus menos, sí, pero se mantienen.

La amenza fantasma, otra vez

Ahora, la historia se repite. Y las amezanas planean de nuevo sobre la forma de hacer periodismo con el boom de Twitch y su giro de guión. Twtich no es una recién llegada, se creó en 2011 centrada en los videojuegos y un modelo sencillo: los ‘casters’ son los anfitriones y desde su canal juegan y narran esas partidas, mientras desvelan algunos trucos o dan consejos. Se llevan de calle a todo el público joven, ya que también les permite interactuar con los narradores a través de un chat en directo. Su popularidad crece y, tras un tira y afloja con Google, Amazon compra Twitch en 2014 por 970 millones de dólares (unos 735 millones de euros de entonces).

En el anuncio oficial de la compra, el comunicado ya habla sobre ir más allá de los videojuegos. Y así ha sido. Recientemente hemos visto como Twitch atrajo a muchos nuevos seguidores durante el periodo de elecciones en Estados Unidos del año pasado, uno de los que más movimiento ha desencadenado en las redes sociales por la gran actividad de Donald Trump en las mismas. Muchos de esos nuevos seguidores llegan a Twitch siguiendo las explicaciones sencillas y distendidas de Emilio Doménech, más conocido como Nanísimo en sus perfiles sociales. Y con él advertimos un nuevo cambio en la forma de hacer periodismo.

A lo largo de su carrera, Doménech siempre ha estado muy vinculado a las redes sociales y se ha caracterizado por dotar la información de originalidad, frescura y humor fuese cual fuese el tema. Informa con detalle, explica los pormenores de un proceso electoral complejo como es el estadounidense de forma muy cercana y con reggaeton de fondo. Y ahí es donde engancha porque no le quita importancia a lo que sucede, pero sí a la forma de transmitirlo. Algo a lo que no estábamos acostumbrados.

Vemos también en su forma de comunicar una combinación de los formatos novedosa, utilizaba las diferentes plataformas para anunciar sus próximas conexiones o apariciones en televisión. Es decir, Nanísimo hacía sus directos en su canal, pero también conectaba con el programa de La Sexta Al Rojo Vivo, y para lograr mover a sus seguidores hasta la tele, utilizaba Twitch o Twitter. Incluso sacó el lado más ‘social’ de Ferreras colándolo en algunos de sus directos en Twitch para utilizarlo como cebo de la posterior aparición de Doménech en Al Rojo Vivo.

Este nuevo perfil de comunicador está ganándose a la audiencia de todas las edades. Doménech es un ejemplo, pero su máximo exponente es uno de los streamers más conocidos de España: Ibai Llanos. Un chico de 25 años que ha pasado de narrar partidas de eSports a ser el primero en entrevistar a Marc Gasol tras conocerse su fichaje por los Lakers o conseguir que Gerard Piqué inaugurase su serie de entrevistas llamada Charlando tranquilamente. No ha estudiado periodismo, pero no tiene discusión como creador de contenido o comunicador.

Llanos y Doménech comparten patrón en su manera de comunicar: desparpajo, cercanía, humor y sencillez. Sin duda, atraen. Y mucho. No hay más que ver, sus cifras de seguidores, Ibai tiene 5,3 millones en su canal de Twitch y unos 400.000 suscriptores y 3,7 millones tanto en Twitter como en Instagram. Nanísimo tiene 138.500 seguidores en Twitter y casi 21.000 seguidores en Twitch. Y, como decíamos, son capaces de conectar con gente de cualquier edad. En gran medida porque ambos tocan cualquier tema de actualidad, se mojan, se posicionan y, además, potencian al máximo su interacción con sus seguidores, teniendo en cuenta las cifras. Sobre todo, con los más ‘haters’ a quienes les explican sus puntos de vista con el mayor de los respetos. Y eso también atrae de ellos. No evitan la confrontación, pero no caen en el desprecio. Una actitud que dice mucho de ellos y que les convierte en un gran ejemplo para el resto de sus seguidores.

Pero no solo capta la atención de las audiencias, también la de los medios de comunicación. Ibai se ha convertido en un reclamo para periódicos, televisiones y radios. Sin ir más lejos, el pasado domingo por la noche, fue el protagonista del programa Lo de Évole, consiguió un share de 12,5% y que 2.359.000 espectadores se sentaran frente a la televisión una noche de domingo. Al día siguiente, el programa fue noticia en el resto de los medios. Mientras tanto, Ibai está creando su propia versión del programa First Dates y aseguró que le encantaría hacer lo mismo con Humor Amarillo.

Si nos paramos a pensarlo, este tipo de comunicadores y de formatos no son algo nuevo. En radio ya lo hizo Gomaespuma y más recientemente La Vida Moderna, y en televisión programas como Caiga Quien Caiga, los late night de Buenafuente o la Resistencia de Broncano. La diferencia está en que la forma de consumir el contenido actualmente ha cambiado. En la televisión vemos contenido online y en el ordenador vídeos cortos de lo que ha emitido la televisión el día de antes. Por ello, la comunicación de Ibai o Emilio es multiplataforma. Ellos saben qué tipo de audiencia tienen en cada plataforma y qué contenidos demandan. Una magnífica estrategia de comunicación, que seguramente ni se han parado a pensar porque les sale natural. La ventaja de haber crecido profesionalmente entre redes.

Está claro que ha llegado una nueva corriente de periodismo, pero no tiene que ser una amenaza, sino una opción más que enriquezca la forma de contar historias.

¿Afecta esto a nuestro querido PR?

Por supuesto, estos cambios tienen también un efecto en la labor de comunicación de las agencias. Nuestra forma de narrar las historias y los formatos que utilizamos tienen que ir en sintonía con la evolución del panorama informativo. Sin embargo, contar con novedades es siempre un buen aliciente.

Tener nuevas herramientas para transmitir las historias de nuestros clientes nos brinda la oportunidad de poder hacer algo diferente. Y también, nos ofrece la posibilidad de llegar a nuevas audiencias, renovar la imagen o modernizarla un poco. En el mejor de los casos, incluso podremos contar con nuevos portavoces. En definitiva, estos nuevos formatos nos facilitan dar esa vuelta a una idea, de pensar ‘out of the box’, de ampliar el alcance de los mensajes y de conectar con nuevos públicos.

Está claro que, en muchas ocasiones, será algo complicado. Las empresas más clásicas o tradicionales no creerán encajar en estos formatos más cercanos e informales, pero es importante que recordemos que la informalidad no implica una pérdida de credibilidad, como demuestran los nuevos comunicadores. Y que, si el contenido verdaderamente encaja en el formato, puede ser todo un acierto. Además, el cambio en el sector de la prensa ya se está apreciando, ya hay redacciones que han formado canales de Twitch para comentar la actualidad, así que, ¿por qué no intentarlo?

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Marta Barba
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